Encino Rojo

El Quercus Rubra es una especie de encino que pertenece al género Quercus y es nativo de América del Norte. Desde la parte superior del famoso río Mississippi podremos encontrar ejemplares que crecen desde el sureste de Missouri hasta el sur de Louisiana y el sureste de Texas.

Tenemos que considerar que los encinos son una de las familias de árboles con mayor distribución en el mundo. Hay muchas especies distintas de encino pero es el rojo el que destaca mayormente por su follaje.

Los encinos son árboles que por lo general viven en las partes bajas de las zonas montañosas y algunas de estas especies son encontradas en territorios cercanos al nivel del mar. En este caso, este encino también se puede adaptar a latitudes superiores, siempre y cuando una serie de factores se ajusten en pro del árbol.

El encino rojo cuenta con características muy particulares: Se trata de un árbol que puede llegar a medir hasta 25 metros de altura y que, a diferencia de otros ejemplares, tiene un crecimiento que va de lento a moderado, dependiendo del cuidado y las características del suelo.

El aspecto más hermoso, llamativo y que le ha brindado prácticamente su nombre al encino rojo es su follaje. Sus hojas, de tonalidad verde en verano con puntas agudas que tienen un crecimiento de forma piramidal, presenta una característica importante en ellas: Durante la temporada de otoño, antes de mudar sus hojas y al arribar los climas fríos, el color de las hojas tornan hacia una tonalidad rojiza que atrae en todos los sentidos y le da un valor estético tremendo al espacio donde esté colocado.

Cuando se requiere saber sobre la salud de un encino rojo, sus hojas son las que nos permiten conocer su salud: Cuando las hojas tienen una tonalidad marrón o amarillenta se trata de un árbol con deficiencias de algún marconutriente, mientras que el color verde intenso nos habla de un ejemplar que muy probablemente tenga un crecimiento ideal.

El tronco del encino rojo suele tener un crecimiento alto y recto ideal para ocupar un solo espacio así como ramas inclinadas que dan un aspecto hermoso cuando ha madurado completamente.

Cabe recalcar que el encino rojo se caracteriza por tener una corteza en color marrón oscura la cual es muy resistente y le convierte en una opción única para mejorar la estética del espacio de un jardín o parque público.

Al instalar este árbol se deben tomar las siguientes consideraciones: Antes que nada, debemos de preparar nuestro pozo. En Viveros Tamez de Allende siempre recomendamos hacerlo de dimensiones 50% más amplias que las del contenedor que embolsa la raíz pues lo que haremos es rellenar el espacio sobrante con tierra negra cribada para proveerle de una mejor calidad de tierra y nutrientes alrededor de la raíz.

Una vez hecho el pozo y agregada la tierra negra a su alrededor, recomendamos esparcir enraizador (a base de hormonas) en el hoyo para luego colocar el encino en el centro de éste, de modo que la base del tronco quede a nivel del suelo, ni hundido ni elevado.

Colocado el encino y rellenado el alrededor del pozo de tierra negra, procederemos a enrollar un pedazo de cartón pequeño alrededor de una parte media del tronco principal del árbol pues lo utilizaremos para sujetar el árbol con 4 cuerdas enrolladas alrededor del cartón y ancladas a su vez en el suelo a los 4 puntos cardenales.

Para finalizar la instalación, procederemos a hacer el primer riego que es vital para el encino rojo. Este primer riego debe ser abundante, hasta encharcar el diámetro de la raíz del árbol. Después de este primer riego, el primer mes (o hasta los primeros 3 meses, si se instala en canícula) deberá recibir riego diario, suspendiéndolo en caso de lluvia y buscando mantener la tierra bien húmeda pero sin encharcarla.

Pasadas ya las 4 semanas, de 2 a 3 riegos a la semana bastarán para que se desarrolle el encino rojo perfectamente bien.