Mezquite

El mezquite forma parte de la flora más representativa del pueblo mexicano y sus raíces profundas tienen un papel importante en la conservación del suelo y del agua pues ayudan en gran medida a la retención de la humedad y evitan la erosión.

Su nombre proviene del náhuatl y desde aquel entonces la miel del mezquite se presume se utilizaba para diversas situaciones, tales como para tratar resfriados y mejorar la salud de la piel. La miel de mezquite se distingue por tener un color parecido al ámbar. Su cristalización es rápida, pero su textura es cremosa y suave. Además, se presume que posee propiedades antibacterianas, energizantes y desinflamatorias. A todo esto habría que sumarle que las fibras de sus azúcares la vuelven un endulzante más nutritivo.

Este es un árbol predominante en el norte de México, en los estados de Coahuila, Chihuahua. Sonora, Nuevo León y norte de Tamaulipas. Sus hojas son bipinnadas, compuestas, generalmente con 12 o hasta 15 pares de foliolos que poseen una longitud de 5 a 10 milímetros.

El mezquite, al arribar la primavera, produce flores que son de color amarillo verdoso agrupadas en racimos que miden de 4 a 10 milímetros. Sus frutos son unas vainas de color paja o rojizo y tienen forma de lomento drupáceo. Dichas vainas vienen en diferentes presentaciones: Aveces son alargadas, otras rectas o arqueados y en algunos casos dichas vainas miden hasta 30 centímetros de longitud, conteniendo dentro hasta 20 semillas.

Al instalar el mezquite, se deben tomar las siguientes consideraciones:

Primeramente lo que debemos de hacer es preparar el pozo. En Viveros Tamez de Allende siempre procuramos construirlo de dimensiones 50% más grandes que las de la bolsa que cubre la raíz pues lo que haremos es rellenar el espacio sobrante con tierra negra para proveerle de nutrientes alrededor de la raíz y que esta se desarrolle con mayor facilidad.

Ya listo el pozo, el mezquite deberá manejarse con precaución y deberá ser colocado en el hoyo a nivel de suelo, procurando que de ninguna manera quede la base del tronco más abajo del nivel de la tierra y se ahogue la raíz.

Una vez instalado el árbol y que el pozo esté relleno a su alrededor de tierra negra, pasamos a enrollar un pedazo pequeño de cartón alrededor de una parte media del tronco principal del árbol pues lo usaremos para sujetar el árbol con mínimo 4 cuerdas enrolladas alrededor del cartón y ancladas a 4 puntos cardenales en el suelo.

Para terminar con la instalación, procederemos a darle el primer riego que es vital para el árbol. Este primer riego debe ser muy basto, hasta encharcar el diámetro de la raíz del árbol. Después del primer riego, el primer mes (incluso hasta los primeros 3 meses, si se instala en canícula) deberá recibir riego diario, suspendiéndolo en caso de lluvia y buscando mantener únicamente la tierra húmeda, sin encharcarla para que no se haga lodo y se cuartee con el calor. Pasada esta etapa, 2 o 3 riegos a la semana bastarán para que se desarrolle el sicomoro a la perfección.

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